lunes, 24 de septiembre de 2012

Ensamble-Reciclaje, Caja Sonora





Para la realización de este ejercicio era necesario tener en cuenta las características del minimalismo, para ello decidí utilizar una caja musical donde la intervención que yo haría de la misma sería muy poca excepto neutralizar un poco por medio del color y extraer de ella cualquier elemento distractor,  omití el hecho de utilizar una caja de madera como soporte, ya que este  objeto por sí solo cumple con el concepto de caja.

La caja se dispone en una repisa la cual solo puede ser ubicada en una esquina concediéndole un espacio intimo de alguna manera, (el sonido puede escucharse mejor entre esta dos paredes), este objeto solo puede activarse al ser abierto, inmediatamente la melodía empieza a sonar y es ahí donde puede convertirse en un escenario  de baile o en un espacio sonoro vació. 

La historia de la cajas musicales como instrumento musical-mecánico cuenta haberse creado alrededor del siglo XIX y aunque su tamaño y  funcionalidad han variado;
La historia de esta, mi  cajita musical es otro cuento, es un joyero de más de 15 años, de aproximadamente  20 cm de largo,13 cm de ancho y  8 cm  de alto (abierta 19cm), en su interior se encuentra un espejo sobre el cual reposa una figura, una bailarina satinada de áprox. 7 cm de alto que puede ser activada por el espectador quien viene a ser quien decide si la deja danzar, esta melodía como hilo conductor es un recuerdo lejano de mi infancia y más que una caja musical puede ser una caja de recuerdos que por medio del sonido logran remembranzas de juego donde jugando a ser mujer entre maquillaje y joyas bailaba una diminuta figura con gracia y soltura, labios rojos, sombra en los ojos y colorete en las mejillas.




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